Las fotos tomadas de la ciudad de Gonaives y otras comunidades del Sur de Haití muestran un panorama desolador, después de la riada inmisericorde por el paso de los huracanes Gustav, Hanna y Ike. Hacerse presente en esa realidad es el mayor desafío al sentido de humanidad. La situación catastrófica urbana y rural nos impulsa a buscar de donde sea y como sea la Solidaridad que se da, la que no se exige, ni se compra, ni mendiga. Hoy tenemos que ser solidarios con Haití, como lo hemos sido con otros pueblos y ellos, a su vez con nosotros. Hoy existe la misma demanda. La espera para mañana será muy tarde. La solidaridad coordinada con los departamentos de Gonaives y Jacmel, de Haití es una exigencia para la vida en el Caribe.
Por Solidaridad Fronteriza de Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes (SJRM)
Sometido a AlterPresse el 2 de octubre de 2008
Dajabón, R.D.
02-10-08
Hoy, la solidaridad coordinada es la solución
Seguridad en Haití: comida, medicinas, limpieza de calles en las ciudades, construcción de casas reubicadas
Este 28 de Septiembre de 2008, en horas de la mañana, partimos de Dajabón hacia Gonaives, llevando cinco toneladas de alimento de semolina, que producen los Monjes de Jarabacoa y, además, varias palas y carretillas para mover el lodo y otros materiales traídos por la inundación de fenómeno atmosférico.
Los preparativos del viaje fueron fáciles: cartas a las Autoridades Dominicanas, y Autoridades Haitianas para lograr el cruce de frontera y poder presentar ante las aduanas el listado de los productos alimenticios y útiles a usarse en las comunidades haitianas afectadas por los huracanes Gustav, Hanna y Ike.
Ya en Wanament y rumbo a Gonaives, un trayecto que ordinariamente se puede hacer en 3 horas, duramos 10 horas de viaje para llegar en el camión con los 118 quintales de semolina. La carretera, porque así tiene el nombre (todavía), no se podía avanzar más que a 10 y 20 k/h. En el trayecto, encontramos a 3 camiones de carga y pasajeros varados con alguna pieza rota los cuales eran reparados para luego continuar el viaje.
El paisaje, en la región Sur de Haití, está herido por el deslizamiento de toneladas de tierras y piedras como producto del gran caudal de agua lluvias que engordaron a los ríos, quienes, enfurecidos por la carga inadecuada, violadora de su cauce normal arremeten contra árboles, sembrados, asfaltado, vehículos, casas y personas indefensas dejando el limpio en donde antes había algo levantado sobre el suelo.
La emergencia de alimentación para el pueblo Haitiano nos lleva hasta la MINUSTAH, los cuales inicialmente se ofrecieron para llevar en helicóptero las cinco toneladas de alimentos. Pero al final nos informan que sólo están para la SEGURIDAD DEL PUEBLO HAITIANO, Y EL USO DE LOS HELICOPTEROS ES PARA LA EMERGENCIAS EXTRAORDINARIAS ¿y esto que es..?.
Al llegar a Gonaives, no encontramos inundación de agua puesto que ya se había ido a su lugar adecuado, el mar. Pero, quedó la inundación de lodo, piedras y ramas de los árboles arrancados por la furia de viento y el agua de huracanes que pasó por ahí hace algunos días. Aún, queda el lodo como majarete por todas las calles marginales de la ciudad, las que es imposible su tránsito. Lodo tipo torta: seco por arriba y flojo por dentro. Si usted lo pisa a pie o en ruedas, se hunde, como le sucedió al camión nuestro que transportaba los quintales de semolina.
Nos sorprendió que, al solicitar información a algunas instituciones de Gonaives sobre las acciones de ayudas para los afectados por la inundación, no vimos ¿Qué plan tiene el Gobierno? Qué plan tiene la MINUSTAH? Qué plan tienen las Iglesias? Qué plan tiene la Sociedad Civil?
Cada uno de estos sujetos sociales anda por su lado.
Gracias a Dios que nuestra presencia sirvió de incentivo para que se creara un Comité de Solidaridad RD-Haití, el que está integrado por : Sor Margaret, Sor Anna, Sor Aparecida, el padre Ephner y el Padre Gerard, quienes tienen teléfonos como medio de comunicación, para el recibimiento de donaciones de comida, medicinas y otros artículos necesarios ante estos desastres naturales. Tres mujeres religiosas extranjeras, haitianas por opción, y dos sacerdotes haitianos entregados a renovar la ciudad de Gonaives junto a su pueblo herido. En Wanament està Solidarité Fwontalyé y, en Dajabón, Solidaridad Fronteriza pertenecientes al SJRM.
Supimos que el Ministerio de la Economía y de Finanzas de Haití ha organizado, desde Puerto Príncipe, el proceso de solidaridad con los departamentos de Gonaives y Jacmel. De inmediato, han tomado medidas generales, como la suspensión, provisionalmente, de ciertas modalidades burocráticas durante tres meses. No obstante, las Aduanas exigen presentar un listado de productos y luego recibirá la autorización sin pago de impuestos de los mismos.
El Ministerio de Asuntos Extranjeros de Haití ha informado el número de una cuenta, la N° 36047871 y el Code Swift CTTIUS33, las cuales pueden utilizarse para el envío de dinero a los damnificados por los fenómenos que afectaron gran parte de ese territorio.
En fin, la demanada actual de la gente es de alimentos, agua, medicina, detergentes, zapatos de goma, para salirle al frente a los brotes de enfermedades que poco a poco van apareciendo en la ciudad de Gonaives anegada, aún, por el lodo.
Por eso, hoy, la seguridad en Haití es comida, medicinas, limpieza de las calles de las ciudades, construcción de viviendas reubicadas fuera del área de peligro, y la reconstrucción de las carreteras que unen a estos departamentos en haití.
El pago para la mano de obra popular es el beneficio recibido.
La solidaridad coordinada es la solución: gobierno haitiano, pueblo haitiano, república dominicana y la comunidad internacional.