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Día Mundial del Refugiado el 20 de junio

« Las políticas gubernamentales se saldan con la vida de los refugiados »

según el servicio jesuita a refugiadas / refugiados y migrantes

Sometido a AlterPresse el 18 de junio de 2007

Declaración de prensa del JRS (1) con motivo del Día Mundial del Refugiado

Las políticas gubernamentales se saldan con la vida de los refugiados

Eliminar los obstáculos a la protección internacional

"Cada vez son más los gobiernos que cierran sus fronteras, intensifican sus patrullajes marítimos y envian a funcionarios de inmigración a otros países pera realizar inspecciones previas al embarque. Las compañías aéreas son multadas si transportan inmigrantes indocumentados. Al no poder obtener los visados y documentos válidos, los refugiados se convierten en víctimas de las políticas de control fronterizo", dijo el director del JRS Internacional, Lluís Magriñà SJ.

Con motivo del Día Mundial del Refugiado, el 20 de junio, el JRS apremia a los gobiernos de todo el mundo a garantizar el acceso de los refugiados a sus territorios y a recibir protección dentro de los mismos. Lo que ocurre hoy en día no sólo es ilegal, sino un injusto. El mensaje de los gobiernos es claro : no hay lugar para los refugiados.

Desde 1993, al menos 8 000 refugiados e inmigrantes han muerto tratando de entrar en la fortaleza Europa. Los controles fronterizos indiscriminados e inhumanos fuerzan a unas personas desesperadas a asumir aún mayores riesgos para huir de la extrema pobreza, de la persecución y de la guerra.

"Los gobiernos están invirtiendo millones para mantener fuera de sus fronteras a los inmigrantes. Algunos de ellos, como el gobierno de la India, el de Estados Unidos o el de España, están construyendo barreras físicas para impedir la entrada de inmigrantes. Pero no se ha hecho nada para que los refugiados no tengan que recurrir a traficantes sin escrúpulos y a contrabandistas. Por desgracia, las consecuencias suelen ser trágicas" añadió el P. Magriñà.

Muy a menudo, los estados no distinguen a aquellos que representan una amenaza a la seguridad, de los inmigrantes y de quienes necesitan protección internacional. En diciembre de 2006, tras una intensificación del conflicto de Somalia, las autoridades de Kenya cerraron la frontera con su vecino.

"Esta medida obligó a miles de somalíes desplazados por el conflicto, especialmente mujeres y niños, a vivir en condiciones tan insalubres y duras que llegaban a poner en riesgo sus vidas", advirtió la directora del JRS Kenya, Anne Wangari.

Existe un grave desequilibrio entre la gestión de las fronteras y las obligaciones internacionales de derechos humanos de ayudar a quienes lo necesitan.

"El patrullaje naval constante en las costas australianas impide que embarcaciones con potenciales solicitantes de asilo puedan entrar en sus aguas territoriales. Los pocos que consiguen hacerlo son transferidos a centros de tramitación fuera de sus costas, donde el acceso al apoyo legal y comunitario está limitadísimo," remarcó Georgina Pike, responsable de advocacy del JRS Australia.

La protección global de los refugiados es un delicado sistema basado en el concepto de responsabilidad compartida de los estados. Para que este sistema funcione con justicia y eficiencia, el JRS hace un llamamiento a todas las naciones para que se permita a los refugiados acceder a sus territorios y recibir protección en ellos.

En particular, los países industrializados más ricos deben facilitar recursos financieros y técnicos a las naciones más pobres que albergan a refugiados, y reasentar una cifra mayor de refugiados vulnerables que no pueden encontrar protección en otros lugares.

Notas

El servicio jesuita a refugiadas / refugiados y migrantes (JRS = siglo en ingles) trabaja en 50 países en los cinco continentes. Cuenta con más de 1 000 empleados, entre laicos y laicas, jesuitas y otros religiosos y religiosas para dar respuesta a las necesidades sociales, sanitarias, educativas, etcétera, de más de 450 000 refugiados y desplazados, más de la mitad de los cuales son mujeres. Sus servicios se ofrecen a refugiados y refugiadas independientemente de su raza, origen étnico o confesión religiosa.