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Haití : Cada día más ciudadanos haitianos manifiestan sus inquietudes sobre el destino de su país

Comentario y análisis

Por Wooldy Edson Louidor

Puerto Principe, 17 nov. 06 [AlterPresse] --- Las inquietudes de un gran número de Haitianos respecto al destino de su país se expresan cada vez más a través de preguntas que formulan, de manera abierta o discreta, en diversos espacios públicos y privados : en los debates informales entre los pasajeros de los autobuses públicos llamados “Tap Tap” ; a través de entrevistas al aire libre y de otros programas realizados por los medios de comunicación ; en el ámbito artístico, universitario e intelectual ; en medio de organizaciones no gubernamentales y aun de instituciones gubernamentales…

Las preguntas son las siguientes : ¿Qué rumbo está tomando Haití ? ¿Quién controla actualmente el destino del país ? : ¿El gobierno haitiano ?, ¿los bandidos armados ?, ¿la ONU ?, ¿o los tres países de la Comunidad internacional más influyentes en Haití, es decir, Canadá, Francia y los Estados Unidos ?

Además, las percepciones diferentes y a menudo contradictorias que tienen los Haitianos sobre la situación actual de Haití muestran de manera elocuente sus dificultades de encontrar un parámetro o un paradigma para evaluar el país, asediado por la inseguridad y la violencia y sin embargo acompañado por una fuerza armada multinacional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde hace más de dos años. Según algunos Haitianos, Haití avanza hacia la democracia y la normalización institucional ; de acuerdo a otros, el país da vueltas sobre sí mismo ; otros más no dudan en afirmar que el país camina hacia atrás.

Estas inquietudes y divergencias de percepciones sobre el destino de Haití podrían indicar que una gran cantidad de Haitianos no saben hacia dónde va su país y mucho menos cómo asumir su destino.

Después del 7 de febrero del 2006, todo el mundo está en la expectativa

El gobierno provisional del presidente anterior Boniface Alexandre y del ex primer ministro Gérard Latortue, que sucedió a la administración de Jean-Bertrand Aristide exiliado el 29 de febrero del 2004, se dio la misión de crear un mínimo de estabilidad y seguridad, con el apoyo de los cascos azules de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), a fines de realizar las elecciones presidenciales. Con la voluntad de hierro del pueblo haitiano de retomar su destino y con la ayuda financiera, logística y técnica de algunos países y organismos de la Comunidad internacional, el régimen de transición realizó el 7 de febrero del 2006 las competencias presidenciales que llevaron al poder al candidato del Partido Lespwa (La Esperanza), René Garcia Préval. ¿Y después ?

Diferentes grupos políticos y sociales de Haití, diversas fracciones socialistas y liberales de la Comunidad internacional saludaron la victoria del que se convirtió en el segundo presidente de ese país devastado y dividido. Personajes y partidos políticos, que se oponían a él durante la primera versión de su presidencia, expresaron su voluntad de colaborar con él. Sectores sociales y populares se identificaron con él y con su “estilo” político. Burgueses y empresarios planificaron invertir en el país. Hasta grupos violentos se mostraron dispuestos a deponer las armas. Fueron muchos los signos que anunciaron un futuro prometedor para Haití.

Después de diez meses, Haití vive aún una situación muy difícil, casi imposible : la inseguridad, el desempleo, el alza de los productos de primera necesidad, las carencias de los servicios sociales básicos y la miseria, para citar sólo algunos problemas que siguen a la vista de los dirigentes del país y de la Comunidad internacional. Basándose en conquistas democráticas tales como la instalación de un presidente constitucional, un gobierno democrático, un Parlamento libremente elegido, instituciones gubernamentales y estatales “funcionales”, el pueblo continúa esperando. Los donantes internacionales observan la evolución de la situación de Haití antes de desbloquear los fondos y la ayuda humanitaria a favor del pueblo. La Comunidad internacional sigue acompañando y observando a este Estado al que califican de “fallido”. Paradójicamente : así como todo el mundo, los dirigentes del Estado y el Gobierno actual parecen estar en la expectativa mientras que el tiempo sigue pasando.

Mientras más pasa el tiempo, más se complica la situación

Mientras más pasa el tiempo, más el país se desgarra : los movimientos políticos contra la presencia de los cascos azules de la Minustah, contra el primer ministro Jacques-Édouard Alexis, a favor del ex presidente Aristide, se vuelven cada vez más violentos y menos controlables.

Por ejemplo, Amaral Duclona, uno de los jefes de bandas armadas de Cité Soleil, encabezó una manifestación organizada por los partidarios de Aristide para exigir el regreso del líder de Lavalas (nombre del grupo político de Aristide) al país, la salida de la Minustah, la liberación de sus compañeros arrestados por el régimen de transición, la reintegración de los funcionarios Lavalas en las empresas y oficinas publicas, justicia y reparación a favor de más de 15,000 militantes Lavalas asesinados durante dos años (del 2004 al 2006). Participan en esas manifestaciones presuntos bandidos y secuestradores, uno de los cuales Amaral Duclona, que son buscados por la Policía y la Justicia

De la misma manera, las bandas armadas se mueven a lo largo de Puerto Príncipe, la Capital haitiana, para controlar algunas zonas. Durante las dos últimas semanas, fue el turno de Martissant y Fontamara, dos zonas ubicadas al sur de la Capital : su población fue asediada por bandas armadas y las fuerzas del orden estuvieron frente a un rompecabezas. Dirigido por su jefe nombrado “Billet Vert” (Billete Verde), unos individuos armados que se autonombraban “soldados” hicieron, sin cubrirse las caras, “paradas militares”, realizaron en estos dos barrios “patrullas” y aterrorizaron a la población.

A pesar del reforzamiento de la presencia de los policías y los cascos azules de la Minustah en estos dos barrios desde el 9 de noviembre, no se logró impedir que un grupo de civiles armados amenazaran con “matar e incendiarlo todo a tontas y a locas” si las autoridades gubernamentales se niegan a liberar a sus compañeros que fueron apresados luego de las acciones violentas ocurridas allí del 3 al 5 de noviembre. Efectivamente, el 13 de noviembre, más de mil manifestantes y civiles armados tomaron el control de estas dos zonas, paralizaron la circulación en la carretera principal que comunica la Capital con el Sur del país y expresaron su voluntad de continuar manifestándose hasta que sus compañeros actualmente encarcelados sean liberados.

Mientras tanto, la violencia armada cobró, según el informe de la Comisión Episcopal Nacional (de Haití) Justicia y Paz, alrededor de 208 víctimas en el transcurso de cuatro meses (de junio a septiembre del 2006), de los cuales 17 mujeres, 11 policías y 2 agentes de seguridad. A pesar de ello algunas autoridades judiciales de Puerto Príncipe, en virtud del conflicto abierto con el director central de la Policía Judicial que fue acorralado para presentar su renuncia el 14 de noviembre, se han negado a recibir y procesar los casos de arresto y otros expedientes provenientes de esta sección del aparato policial. Las consecuencias han sido tan graves que se podría esperar un aumento en la cantidad de víctimas para los meses de octubre y noviembre porque han sido liberados presuntos bandidos armados y secuestradores, y la lucha en contra de la inseguridad y la violencia ha sido desarticulada.

Por su parte, las masas populares del país son cada vez más vulnerables frente a su eterna enemiga : la carestía de la vida. Las necesidades fundamentales como la alimentación, el agua potable, la salud, la vivienda, la educación… se convierten en productos de lujo. La llamada “clase media” sigue desapareciendo, lo que aumenta la lista de los empobrecidos, muchos de los cuales son reclutados por grupos de malhechores y bandas armadas que están operando en Puerto Príncipe.

Y más vidas humanas perecen

Cada día que pasa, los problemas del país se complican más, y más vidas humanas son destruidas por las armas, la miseria y el abandono. La esperanza es el único recurso de que disponen los ciudadanos para enfrentar la muerte : esperanza de ver llegar algún día la seguridad, la paz, la ayuda internacional, la alimentación, la salud, la educación, en una palabra, la vida digna. ¿Quién le traerá todo eso ? ¿Cuándo y cómo ? ¿A costa de qué ? Son tantas preguntas que quedan sin respuestas.

Una vez más, el destino de Haití escapa a la gran mayoría de Haitianos que han querido participar activamente en la reconstrucción de su país, no sólo con su voto, sino también con sus habilidades, sus destrezas, sus sueños y sus experiencias.

Perspectivas

El pueblo haitiano, aunque ha sido vencido en sus diferentes luchas históricas por expresar y realizar el proyecto de país que quiere, no parece convencido del papel de observador pasivo que le ha sido asignado en la construcción del destino de su país. Por eso, hace preguntas ; pero al hacerlas, es considerado como un “niño inquieto y curioso que está descubriendo el mundo” (civilizado y democrático). Cuando se rebele después en contra de los proyectos que le son impuestos, se le calificará de “adolescente rebelde”.

¿Hasta cuándo se tratará al pueblo haitiano como un adulto autónomo y mayor de edad que tiene derecho a asumir su destino ? [wel gp apr 17/11/2006 8:00]