Análisis
Por Wooldy Edson Louidor
Puerto Principe, 13 Oct. 06 [AlterPresse] --- Haiti está viviendo su “última oportunidad”, estiman muchos ciudadanos y sectores de este pais. Dicen que el actual gobierno tiene que estar a la altura para aprovecharla, traduciéndola a través de hechos concretos.
Desde el derrocamiento de la dictadura de los Duvalier que duró veinte y nueve años (1957-1986), Haití vive una eterna transición política y enfrenta una crisis generalizada. Ahora René Garcia Préval, que fue presidente del país entre 1996 y 2001, vuelve al poder y, junto con el primer ministro Jacques-Edouard Alexis, dirige el gobierno actual (Préval-Alexis) que ha heredado de un país profundamente desgarrado con fracturas sociales, colapsos económicos y violencia política, frutos de 20 años (1986-2006) de irresponsabilidad, por una parte, de las élites haitianas y, por otra, de la Comunidad internacional.
Después de tres meses de existencia, el gobierno haitiano actual, a través de Alexis, aseguró que “respecto a los objetivos que se habían planteado el presidente Préval y el Gobierno, ambos van en la dirección correcta”.
Pero, ¿la situación del país, concretamente en relación a la inseguridad y a la miseria, ha cambiado sustancialmente ?, ¿cuáles han sido los resultados alcanzados por el gobierno ?, ¿cuál ha sido el papel jugado por la Comunidad internacional para reconstruir el país ?, ¿todavía hay esperanza para el país ?
Las grandes orientaciones del gobierno Préval-Alexis
El jefe de gobierno, Jacques-Edouard Alexis, ya presentó en el Parlamento haitiano los 6 y 7 de junio del 2006, poco antes de su instalación como primer ministro, las grandes orientaciones de su gobierno que se sintetizaban en : crecimiento estratégico de las inversiones privadas, reforzamiento del partenariado (partnership) entre los sectores público y privado, búsqueda de un equilibrio medioambiental, lanzamiento del ciclo de producción local, creación de empleos masivos, reforma de la justicia, soberanía nacional, mejora progresiva de las condiciones de vida de la población y evolución del proceso de puesta en marcha del Plan nacional de Educación. En vista a esas grandes orientaciones, según muchos sectores, los tres meses de existencia del gobierno han dejado más inquietudes que resultados y lo invitan más bien a “rectificar el rumbo”.
Como concretización de estas orientaciones generales, el gobierno ha lanzado varios programas como Programa de Pacificación Social (Programme d’Apaisement Social) y Desarme, Desmovilización y Reinserción (Désarmement, Démobilisation et Réinsertion) para responder a demandas sociales muy urgentes tales como la miseria, la marginalización, la inseguridad, la violencia… Estos programas han tenido resultados muy limitados y, algunos como el del Desarme, Desmovilización y Reinserción, han llevado a más problemas dentro de la sociedad y de la clase política que soluciones.
Los resultados concretos
En una conferencia organizada por la Cámara franco-haitiana de Comercio e Industria el 6 de octubre del 2006 para evaluar los cien (100) días del gobierno Préval-Alexis, el primer ministro Alexis habló de resultados concretos logrados por su equipo : por ejemplo, el adoquinamiento de muchas calles y barrios de Puerto Príncipe y de Cabo Haitiano, la construcción de mercados públicos y de escuelas (450 salones construidos, decenas de escuelas rehabilitadas o reconstruidas), la creación de restaurantes comunitarios y programas de inserción social en zonas marginadas, la colecta de basura en 23 ciudades que ha permitido generar alrededor de 5 mil empleos.
Además de estos resultados, Alexis afirmó que se están desplegando esfuerzos en la educación, la salud, el medioambiente y la comunicación.
Aunque las fuerzas del orden están restableciendo un clima de paz en algunos barrios considerados como “no man’s land” (por ejemplo Cité Soleil) y cada vez más la Policía Nacional de Haití (PNH) en coordinación con la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) desarman y desmantelan a grupos de delincuentes y de secuestradores, de los cuales algunos policías son parte, el primer ministro reconoció que “la inseguridad y las catástrofes naturales siguen agravando la situación”.
Respecto al tema de la justicia, pese a los problemas reales tales como la impunidad, la detención prolongada, la corrupción, la dependencia del poder judicial, la incapacidad del sistema judicial para administrar la justicia…, se ha notado que la reforma de la justicia haitiana está en marcha.
La Comunidad internacional
Si bien la Comunidad internacional, a través de la ONU y de los países amigos de Haití, especialmente los Estados Unidos de América, Canadá y la Unión Europea, ha tratado de ayudar al país a encontrar la estabilidad y la seguridad, condición sine qua non del crecimiento económico y de la democracia, sin embargo, ella no ha cumplido todas sus promesas. Hasta ahora, los fondos prometidos por los donantes internacionales no son disponibles, y eso “retrasa, según el primer ministro, las acciones gubernamentales en materia de desarrollo socio-económico” que tanto necesita el país urgentemente.
Si desde el 29 de febrero del 2004, la Comunidad internacional se ha mostrado preocupada por Haití e interesado por reconstruir este país que vivió uno de los peores momentos de su historia durante la presidencia contestada de Jean-Bertrand Aristide, ¿por qué no traduce concretamente este interés ahora que el país “está viviendo su última oportunidad” ?
Perspectivas
Las necesidades son tantas que el gobierno haitiano, sin los fondos prometidos por los donantes de la Comunidad internacional, no sabe por dónde empezar. Su programa es muy amplio y, a la luz de él, los tres meses de existencia del gobierno no indican resultados satisfactorios. Sin embargo, muchos ciudadanos y ciudadanas ven en esta ocasión, donde existen un Presidente constitucional, un Parlamento electo, un gobierno funcional, la presencia visible y el acompañamiento de la Comunidad internacional, la “última oportunidad” de Haití.
Independientemente de los criterios que se elijan para evaluar los tres meses del gobierno Préval-Alexis, la situación de Haití no ha cambiado sustancialmente, por ejemplo : la inseguridad (la violencia, el secuestro, las agresiones sexuales) sigue, desplazándose de las zonas de no derecho (no man’s land) a otras partes de la Capital haitiana (Delmas, Pétion-Ville…) y a algunas ciudades ; la miseria continúa cobrando víctimas en los hogares pobres porque los precios de los productos de primera necesidad no dejan de crecer ; los padres de familias se enfrentan a serios problemas financieros para pagar la escolaridad de sus niños, obligando a muchos de ellos a no enviar a sus progenitores a la escuela ; ya son familias enteras (padres con sus hijos e hijas) del campo y de la ciudad que van, la mayoría de ellos y ellas irregularmente, a República Dominicana en busca de empleo y de mejores condiciones de vida arriesgando su vida.
El panorama no es muy alentador, pero todavía hay esperanza para este pedazo de Isla, que debate entre la vida y la muerte, que muestra la distancia cada vez más insalvable entre el discurso de los poderosos y la realidad del pueblo, y que contrasta cotidianamente el espectáculo de un sinfín de tanques de guerra de los cascos azules y de coches soberbios de otros funcionarios de la ONU con el hambre, la inseguridad, la miseria y el subdesarrollo en que viven las masas. Esperanza que el pueblo haitiano trata de mantener viva en su cotidianeidad y su espíritu, a pesar de la dura realidad. Esperanza que hace que el pueblo haitiano siempre dé a su país y a sí mismo una última oportunidad. [wel gp apr 13/10/2006 08:43]