Santo Domingo, 14 agosto 05 [AlterPresse] --- El Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes y Solidaridad Fronteriza reclamaron el 13 de agosto del gobierno dominicano respeto por la comunidad haitiana que reside en la República Dominicana.
Asimismo rechazaron los incidentes de Pueblo Nuevo, Mao Valverde, donde un supuesto haitiano, asesinó a un menor de edad.
Las dos instituciones de solidaridad a la comunidad haitiana solicitaron una investigación profunda de los hechos pidió el cese de la represión y la repatriación de los haitianos migrantes sobre todo los trabajadores.
El Servicio Jesuita a Refugiados/as y Migrantes (SJRM), Solidaridad Fronteriza-Solidarite Fwontalye hacen un llamado a la comunidad de Pueblo Nuevo para que no tome represalias ni busque hacer justicia por mano de ciudadanos/as enardecidos/as, porque la solución a los actos criminales y a la migración irregular no está en las acciones de violencia contra una población vulnerable, indican las instituciones.
Expresan que casi tres meses de los hechos ocurridos en Hatillo Palma, en la provincia de Valverde Mao siguen registrándose actos de violencia en contra de la minoría haitiana residente en la zona. Esta vez, en Pueblo Nuevo, la muerte del joven dominicano Dioscoris de Jesús Caba ha afectado injustamente a todos/as los/as haitianos/as y dominicanos/as de ascendencia haitiana que viven y trabajan en la zona. Como consecuencia de estas agresiones fue herido de gravedad el trabajador agrícola haitiano Orlando Simón, quien se encuentra internado en el hospital público de Mao.
Asimismo, cientos de haitianos/as huyeron de Pueblo Nuevo para no ser víctimas de las persecuciones de algunos/as ciudadanos/as dominicanos/as, entre los cuales hay grupos vandálicos provenientes de pueblos cercanos, armados de palos, colines y machetes .
“Dejando sus propiedades, bienes y hasta a sus familiares y niños/as, los/as haitianos/as retornaron a Haití, o bien directamente de manera voluntaria, o tras recibir protección en la fortaleza de Mao y en los cuarteles policiales de la zona. Al momento, otros de ellos siguen escondidos/as en casas de dominicanos/as amigos/as o en los alrededores†, indican el Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes y Solidaridad Fronteriza.
Y más adelante señalan “Hemos recibido testimonios que afirman que varios/as haitianos/as se encuentran heridos/as y aún perseguidos/as. Entre ellos dos que citamos a continuación sólo con las iniciales de sus nombres†.
L. G. de 27 años y su hijo de 10 meses llegaron a Wanament el sábado 6 de agosto: “Un grupo de dominicanos llegaron a mi casa y la destruyeron por completo. Tuve el tiempo de esconderme en la casa de una vecina dominicana y ella me entregó a los militares. Si no me hubiese escondido, me hubieran matado. Desde entonces, no sé nada de mi marido que al momento estaba trabajando en la finca†.
A. P., de 19 años, también estaba en una finca bananera: “Era el jueves por la mañana cuando vimos llegar un grupo de 10 dominicanos armados de machetes y palos: salimos huyendo pero al día siguiente regresamos a nuestro trabajo. Entonces, otro grupo de dominicanos llegó con las mismas intenciones, fue así que el patrón decidió llevarnos a la fortaleza de Mao, donde nos quedamos hasta el sábado. Los militares nos llevaron hasta la frontera, pero yo no me puedo quedar aquí: en Pueblo Nuevo he dejado mis cosas, mi motor y mi trabajo†.
Observan “que de las 286 personas que observamos cruzar la frontera, el viernes 5 y sábado 6 de agosot, como secuela de lo que estaba pasando en Pueblo Nuevo, ofrecimos albergue en el Centro de acogida provisional de Solidarite Fwontalye/SJRM en Wanament a 64 haitianos/as: 26 hombres, 13 mujeres, 2 menores de edad y 23 niños/as. Estas personas dieron testimonios de la ola de violencia de la cual escaparon†.
El SJRM - Servicio Jesuita a Refugiados/as y Migrantes, Solidaridad Fronteriza-Solidarite Fwontalye, “reconocemos la actuación rápida y efectiva llevada a cabo por el Ejército Nacional encabezado por el General Pedro Cáceres Cestaro y demás autoridades militares y civiles de la provincia de Mao, al tiempo que les sugerimos que mantengan firme su determinación de mantener el orden y la paz que caracteriza a la comunidad de Pueblo Nuevo†.
Asimismo, hicieron un llamado a la sensatez de los/as habitantes de la comunidad para que sepan discernir entre quién comete un delito y los/as haitianos/as que viven y trabajan pacíficamente en la zona. Aún teniendo una fuerte presencia de haitianos/as que residen de manera irregular en el lugar no hay que tratarlos como si todos/as fuesen criminales.
Demandaron además, que las autoridades dominicanas, junto la sociedad civil trabajen en la definición de una nueva política migratoria entre República Dominicana y Haití, que contribuya a contrarrestar el fenómeno de la migración irregular y a la armonía y paz entre ambos pueblos. [jls apr 14/08/2005 19:00]