Por Gotson Pierre
P-au-P. 10 febrero 2016 [AlterPresse] — El próximo 14 de febrero es la fecha fijada por el Parlamento para la inauguración de un presidente interino, que debe llenar el vacío dejado por la salida del ex jefe de Estado, Michel Martelly, al final de su mandato el 7 de febrero, en ausencia de un sucesor electo.
La Comisión bicameral especial encargada de preparar la elección puso en marcha una convocatoria de candidaturas. Se solicita a los interesados presentarse al Parlamento, entre el miércoles 10 y el viernes 12 febrero, con la documentación requerida. El presidente interino deberá ser elegido el 13 e instalado en el cargo el 14 de febrero.
Este ejercicio parece arriesgado para un Parlamento cuestionado, incompleto (116 diputados de 149), gozando de una legitimidad endeble y comprometio en un acuerdo con el ex presidente, que está lejos de ser unánime.
La partida de Martelly al final de su mandato era buscado por varias fuerzas de la vida nacional, pero no para hacer de este Parlamento un poder único para decidir unilateralmente sin apertura hacia los sectores de la sociedad que no han sido parte del acuerdo.
Es cierto que el sector privado aporta todo su apoyo a la ejecución estricta del acuerdo que fue logrado in extremis. Sin embargo, varias organizaciones de las esferas política, civil y social no esconden su preocupación por la fórmula adoptada para llenar el vacío presidencial.
Como ha ocurrido en el pasado, estas entidades, incluyendo el Grupo de los 8 candidatos presidenciales de la oposición (G-8) y el Frente del Rechazo (foro de partidos políticos democráticos, organizaciones sociales y personalidades) están a favor de la elección de un juez de la Corte de Casación.
De hecho, sobre la mesa, no hay más que una opción, y este Parlamento no debería taparse los oídos, como lo ha hecho el ejecutivo, el Consejo Electoral Provisional (CEP), apoyados por la comunidad internacional. Tuvieron que echarse atrás en su decisión de mantener a toda costa la segunda vuelta de las elecciones legislativas y presidenciales del último 24 de enero.
Es importante tener en cuenta que el vacío presidencial a lo cual actualmente se enfrenta el país es la manifestación de un gran fracaso institucional, que afecta a todos los poderes.
Este parlamento incompleto y que sufre de un déficit de legitimidad, a causa de la violencia y el fraude que empañaron las elecciones últimas, no debería intentar aprovecharse de la crisis e imponer su fórmula sin consultar al resto de la sociedad y los demás poderes.
Este camino tendería a debilitar aún más la institución parlamentaria hacia la cual todos los ojos se vuelven ahora, así como también las demandas populares.
De hecho, los líderes de este Parlamento ha de entender que nadie, excepto a sí mismos, se muestra preocupado por el acuerdo de 6 de febrero, el cual no puede suplantar al marco constitucional.
El primer ministro Evans Paul lanzó la noche del 7 de febrero un llamado al diálogo que parece no haber sido oído en el Bicentenario. Paul no ha hecho más que retomar una demanda de amplio consenso a nivel de la sociedad en general, por intentar salir de manera duradera de la crisis a fin de enfrentar los principales problemas económicos y sociales del momento.
Como se desprende de los últimos informes, la situación económica y social legada por el poder Martelly es más que alarmante, incluyendo una moneda que erosiona inexorablemente (63 gourdes por 1 dólar) y la duplicación del número de personas que padecen hambre (3,6 millones).
La calle todavía se agita y no entiende. No parece querer subir a este tren del infierno que debe llevar, en pocos pasos planificados a toda prisa, a la presidencia provisional. De ahí que se anuncian nuevas movilizaciones para el resto de la semana, que se dirigen principalmente a la sede del parlamento.
El presidente de la Cámara de Diputados, Cholzer Chancy, dijo en su cuenta de Twitter: “Sólo un compromiso que abarca a todas las fuerzas, podrá permitirnos salir de esta crisis sin precedentes.” Algunos incluso hablan de una “alianza estratégica” más allá de los sectores tradicionales de poder, para nuestra supervivencia como nación.
Obviamente, la crisis no ha quedado atrás y el caos es una amenaza permanente. Llenar el vacío presidencial es sólo una etapa que servirá sea para reducir la desconfianza, o para afilarla.
Porque después, hará falta armarse de valor de para revisar las elecciones de agosto y octubre de 2015, con el fin de poder abrazar, de una vez por todas, la verdad electoral y romper con la impunidad electoral. Hará faltta también arrojar luz sobre la administración del Estado bajo el régimen Martelly, durante el cual han florecido escándalos de corrupción y otros.
Es a este ejercicio que estamos todos invitados, de buena gana o por fuerza de las circunstancias, con vistas a un esclarecimiento que restaura la esperanza. Es urgente evitar la repetición de las conductas que durante las últimas semanas no han hecho más que atraparnos en un punto muerto. [gp apr 02/11/2016 1: 00]
http://www.alterpresse.org/spip.php?article19679#.VryKemCTp7s
Traducción del francés Diálogo 2000-JS Argentina, por http://haitinominustah.info