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El vecino

Editorial del Nacional de Ahora en solidaridad con Haití

- El vecino

Editorial del Nacional de Ahora en solidaridad con Haití

Los daños causados por el huracán Jeanne han sido mayores en Haití, donde la ciudad de Gonaives fue virtualmente arrasada por el ciclón con saldo de más de 700 muertos, miles de damnificados y una situación general cercana a la hambruna en esa empobrecida nación.

Si graves han sido los estragos de Jeanne en las zonas Este y Nordeste de República Dominicana, hay que imaginarse el cuadro de desastre que prevalece en Haití, cuyo gobierno carece de recursos y capacidad operativa para afrontar la situación.

La Hispaniola -ocupada por República Dominicana y Haití- fue severamente golpeada por el ciclón, aunque el vecino del oeste ha cargado con el mayor fardo de desgracia.

Algo similar ocurrió el 24 de mayo pasado, cuando una avenda del rí­o Soliette ahogó a miles de residentes en Jimaní­ y Malpasse. En esa ocasión, el número de ví­ctimas del lado haitiano duplicó los decesos acontecidos en Jimaní­.

Duele decir que un segmento amplio de la sociedad dominicana ha sido indiferente al drama de miles de familias damnificadas por el huracán en La Romana, La Altagracia, El Seibo, Samaná, Marí­a Trinidad Sánchez y otros lugares de la geografí­a nacional.

Es obvio que tampoco hay que esperar solidaridad frente a la tragedia que abate al pueblo haitiano, aunque es preciso recordar que el ciclón abatió a un mismo territorio cohabitado por dos paí­ses pobres.

Se resalta, pues, el discurso del canciller dominicano, ingeniero Carlos Morales Troncoso, ante la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), en el que, a nombre del Gobierno, urgió ayuda internacional para el agobiado Haití.

En momentos aciagos como los que padecen hoy inquilinos de la Hispaniola, los dominicanos deberí­an poner de manifiesto ese gran caudal de solidaridad que han heredado de los fundadores de la República.

Cierto es que los daños del huracán aquí­ han sido muy graves y que las autoridades carecen de recursos suficientes para afrontar la tarea de reconstrucción, pero hay la seguridad de que en pueblo tan generoso como el dominicano siempre sobran generosidad y solidaridad para auxiliar al vecino que más sufre. El nacional 22-9-2004.

- Desgracia en el pais hermano

No pueden ser más espantosas las escenas sobre cadáveres hinchados esparcidos en las calles, personas presas de dolor y miedo y la impotencia generalizada provocadas por la tormenta Jeanne en la vecina República de Haití. Los alrededor de 650 muertos y los cuantiosos daños materiales se agregan al desastre del rí­o Soliette, revueltas internas, golpe de Estado e intervenciones militares en un año de tragedias para los haitianos. Es más conmovedor que una tercera parte de los muertos por las inundaciones en la empobrecida nación eran niños.

Al drama se agregan los miles de damnificados y los daños a la agricultura y la foresta. Es posible que ante esta nueva tragedia los organismos internacionales se conmuevan y, en lugar de clamar, acudan en auxilio de un nación devastada por las calamidades. Cierto es que Jeanne también causó unos 25 muertos y grandes daños en República Dominicana, pero la verdad es que no se comparan con los males que sufrieron los haitianos. El Nacional de ahora 22-9-2004/opinión.

- Comunidad internacional acude en ayuda Haití

La comunidad internacional ha acudido en auxilio de Haití tras la catástrofe originada por la tormenta Jeanne, cuyo resultado de muertos y desaparecidos supera por ahora el millar.

Equipos de la ONU, la Cruz Roja, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y organizaciones no gubernamentales locales intentan ayudar a los más de 200.000 damnificados, entre "un olor nauseabundo" que, según testigos, impregna la ciudad de Gonaives, en el noreste del paí­s y la más castigada por la tormenta.

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodrí­guez Zapatero, anunció que Madrid fletará un avión de ayuda humanitaria, mientras que Francia señaló que enviará dos aeronaves con materiales, medicamentos y una misión para evaluar las necesidades. El dí­a 22-9-2004.